¿Te has preguntado si Scrum y las buenas prácticas de XP pueden combinarse? Esta combinación puede ser fundamental cuando se busca desarrollar un código de calidad y eficiente, en este artículo te lo contamos.
Scrum y las buenas prácticas de Extreme Programming (XP) son dos marcos de trabajo ágiles que se utilizan en el desarrollo de software para potenciar la eficiencia, la calidad y la colaboración del equipo. Cada uno de estos enfoques cuentan con sus propias características distintivas, pueden combinarse y complementarse en un enfoque híbrido para obtener aún mejores resultados en proyectos complejos.
Por un lado, se encuentra Scrum, en un marco de trabajo ágil que se enfoca en la gestión de proyectos de desarrollo de software y otros productos complejos. Entre sus principales pilares tenemos la transparencia, la inspección y la adaptación. Por otro lado, tenemos XP, esta otra metodología se centra en la calidad del código y la colaboración efectiva dentro del equipo de desarrollo.
Scrum y las buenas prácticas de XP se complementan e integran bien porque nos brindan la oportunidad de gestionar aspectos y procesos diferentes en nuestros equipos. Algunas de estas buenas prácticas incluyen y se complementan con Scrum de la siguiente manera:
Programación en parejas.
Dos desarrolladores trabajan en una misma área en la misma computadora, lo que, al igual que Scrum, fomenta la colaboración o trabajo en equipo, la funcionalidad y la revisión continua del código.
Integración continua.
Mientras que Scrum establece eventos para estructurar el trabajo y el producto a obtener por medio de las reuniones diarias, revisión y retrospectiva del sprint, aquí los desarrolladores integran su trabajo en el repositorio compartido varias veces al día para detectar problemas de integración de manera temprana y así, mantener el código en un estado siempre funcional.
Ambas metodologías se complementan para que el equipo pueda crear y obtener entregas de valor que beneficien a cada uno de los involucrados.
Diseño simple e incremental.
Tanto Scrum como XP, priorizan la creación de soluciones simples y limpias en lugar de complejas por medio de estrategias, lo que facilita el manejo y la evolución eficiente del código; de forma que, desde un principio, el desarrollo evoluciona y mejora continuamente.
Pruebas automatizadas.
En este se escriben pruebas automatizadas antes o durante el proceso de codificación para garantizar la calidad del desarrollo, y así permitir la refactorización segura. Esta práctica se complementa de la revisión y retrospectiva del sprint, pues siempre se mantiene una comunicación eficiente de lo que se va desarrollando, su eficiencia y funcionalidad.
Refactorización.
Mejorar la estructura y el diseño del código sin cambiar su comportamiento es parte de ambas metodologías, permitiendo que el código sea legible y entendible.
Scrum y las buenas prácticas de XP pueden combinarse para obtener lo mejor de ambos enfoques. Por ejemplo, un equipo que implementa Scrum puede incorporar prácticas de XP, como las mencionadas anteriormente, y así mejorar la calidad del software entregado en cada Sprint.
La combinación de enfoques puede proporcionar una gestión efectiva de un proyecto Scrum junto con un enfoque en la calidad y la eficiencia del desarrollo XP. Sin embargo, cada equipo debe adaptar y ajustar estas metodologías según sus necesidades específicas y el contexto del proyecto.